Por Iván Arredondo
Estudios económicos y de Mercado.
Se tiene bien presente que en este año se conmemora el centenario de la revolución y el bicentenario de la independencia.
En el título de este artículo, hago énfasis en que hay que conmemorar o recordar estos hechos históricos importantes para nuestro país, pero en abosulto veo razón alguna para celebrarlos.
La independencia nos sirvió vaya la redundancia para independizarnos de la nueva españa y constituirnos como una nación, pero algo en el ADN del pueblo mexicano ha impedido que avancemos lo suficiente para que los habitantes de México tengamos un nivel de vida digno.
Si nos remontamos a la revolucíón, claro ejemplo de la mentalidad y deficiencia en el gen social del mexicano, Madero derrocó con ayuda de inversionistas texanos y el gobierno de Wilson Woodrow a un Porfirio Díaz que era ya un dictador que buscaba su octava reelección.
Sin embargo, a pesar de los esfuerzos y buena voluntad de Madero por establecer una democracia bajo su lema de “Sufragio efectivo no reelección”,llegó un Victoriano Huerta codicioso que acabó con él y con su segundo a bordo que era Jose María Pino Suarez, para tratar de establecer una nueva dictadura.
Victoriano Huerta tomó el poder a la fuerza después de una elección presidencial democrática, acción que originó el levantamiento de Carranza y Villa en el norte, y de Zapata en el sur.
Derrotado por los revolucionarios, los mismos se dividieron y protagonizaron una guerrilla interna principalmente entre Carrancistas y Villistas, siendo estos últimos derrotados y reconociéndose a nivel mundial al gobierno de Carranza como legítimo.
Este muy pequeño resumen de historia, nos dice con claridad que no hay nada que celebrar, ya que al igual que hace 100 años, el aparato de gobierno mexicano sigue obstaculizándose así mismo.
México tenía un potencial enorme de crecimiento, sin embargo la misma idiosincracia política ha impedido que el gobierno realice los cambios y reformas necesarias para un mejor vivir.
No hablo solo de una obstrucción de los de la bandera tricolor hacia los azules, ya que los azules en su momento también obstaculizaron los pocos intentos del PRI por hacer algo para el progreso de su pueblo.
Por desgracia, estamos repitiendo la historia, ahora no es Carranza contra Villa, ahora azules y amarillos contra tricolores, o PANISTAS contra PRIISTAS y PERREDISTAS dependiendo de quien tenga más posibilidades de ganar curules….
No hay nada que celebrar, me limitaré a conmemorar…..
